El día de muertos en nuestro país es una de las tradiciones más reconocidas a nivel mundial, es un imán para los turistas de todo el mundo y un sello de orgullo para México por la cantidad de celebraciones que dentro del país y fuera de nuestras fronteras realizan nuestros paisanos de acuerdo con la comunidad o estado en el que nacieron.
La llegada de los difuntos que regresan por unos días desde el Mictlán (lugar de los muertos), para ser recibidos por sus familias y amigos cercanos en el día marcado en el calendario como la fecha para celebrar su legado, el 2 de noviembre, tiene varias etapas que comienzan desde el 28 de octubre y se cierra el 1 de noviembre.
Y existen tradiciones muy oaxaqueñas que son esenciales en esta época de festejos por Día de Muertos, tanto como el pan de muerto, el chocolate o las ofrendas monumentales en la capital del estado.
Son las famosas muerteadas, un desfile multicolor que nació en el Valle de Etla o Eteco, en la región de Valles Centrales, un desfile muy popular que se llevan a cabo desde los años 80 principalmente en San Agustín Etla el 1 de noviembre y que da la oportunidad de aprovechar la fiesta para extenderse por varios días más.
Gran cartel
La parte fundamental de las muerteadas es que los pobladores se visten con trajes de sacerdotes, viudas, calaveras, diablitos, huerfanitos, de viejitos y van recorriendo las calles con música, baile, tocando puertas para pedir permiso a los moradores para continuar con el desfile y a la vez, reciben dulces, fruta o dinero por parte de los pobladores, muy similar a las tradiciones de Los Lotos en la región de la Mixteca.
El cartel de estas fiestas incluye a grandes bandas que son muy populares en la región como La Santa Rosa que estará el viernes 3 o la Banda Misteriosa, quienes compartirán escenario también con las bandas Hojita Seca y Angels, Trakatera, la Bucanera, Banda Laser entre otros,
Para esta ocasión las celebraciones se han extendido por una semana más debido a su popularidad, misma que también ha generado polémica por que ahora los pobladores han comenzado a cobrar por entrar al pueblo en caso de no ser residente y además se ha prohibido la toma de videos o fotografías, lo que ha irritado a los turistas, sobre todo porque la fiesta se clausuró por la pandemia de Covid-19 y es una manera de restablecer la economía en la región.