Las ofrendas son un elemento fundamental del Día de Muertos que dan la bienvenida a los difuntos con sus comidas y bebidas favoritas, la luz de las velas y objetos personales que les recuerdan su vida. En Oaxaca esta tradición se vive de manera especial con algunas variaciones que resaltan la riqueza cultural de sus comunidades indígenas.
La ofrenda es resultado de una fusión cultural que ocurrió tras la llegada de los españoles a México en el siglo XVI. Y es que las costumbres indígenas se mezclaron con la fe católica, dando origen a una celebración única que refleja una visión de la muerte.
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¿Cómo son las ofrendas de Día de Muertos en Oaxaca?
En Oaxaca, los altares se dividen en escalones y se adornan con flores, papel picado y se colocan veladoras, fotografías y platillos como mole negro, tamales, pan, frutas, agua, café, chocolate y mezcal. Aunque cada una de las ocho regiones presenta rituales y características propias, según información del gobierno del estado.
Por ejemplo, en Yalálag, en la Sierra Norte, la colocación de los altares comienza los días 30 y 31 de octubre. En estos se acostuma a poner, en cada uno de sus costados la flor amarilla de los muertos en sus diversos tamaños, el pan con figura humana, el mezcal de gusanito y los tamales de frijol envueltos en hojas de maíz. Previamente, se visitan los panteones para limpiar las tumbas y hacer la invitación a los muertos para que regresen a casa.
En Teotitlán del Valle la celebración inicia el día 31 de octubre con el arreglo de los altares y la colocación de la ofrenda que consiste en pan, chocolate, frutas y flores para los los "angelitos", y mole, tamales y mezcal para los difuntos adultos, el 1 de noviembre. Un día después se visitan los panteones para convivir con los seres queridos y se arreglan las tumbas con flore
s, explicó el Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas.
¿Cuál es el significado de los elementos de una ofrenda de Día de Muertos?
Cada uno de los elementos que conforman la ofrenda tiene su significado, como el agua que se ofrece a los difuntos para que calmen su sed después de su recorrido y fortalezcan su regreso. Mientras que la sal sirve para que el cuerpo no se corrompa, en su viaje de ida y vuelta para el siguiente año.
Las veladoras son, a través de su flama, una guía para que las ánimas lleguen a sus antiguos hogares y alumbran el regreso a su morada; el copal e incienso se utiliza para limpiar al lugar de los malos espíritus y el alma pueda entrar a su casa sin ningún peligro, señala el INPI.
Mientras que las flores adornan y aromatizan el lugar durante la estancia del difunto; el petate brinda descanso a las ánimas; y los platillos son parte del banquete en honor de los seres recordados, además de que su objetivo es deleitar a quienes visitan los hogares durante estos días.