“Dios Nunca Muere” es una canción que es considerada el himno no oficial de Oaxaca gracias al mensaje que proyectó en su población a la hora de ser expuesta al público por primera vez y por el largo y duro recorrido que vivió su compositor. El vals fue compuesto en los años sesenta y hasta nuestros días sigue siendo recordado.
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El compositor oaxaqueño Macedonio Alcalá fue el encargado de crear la canción, la cual escribió en su lecho de muerte. De acuerdo con la historia, el maestro Alcalá nació en Putla, Villa Guerrero, Oaxaca, el 12 de septiembre de 1831, donde creció en una familia grande que no tenía muy buena economía, pero sí un gran amor a la música.
Desde niño su padre inculcó a sus hijos el arte de la creación musical, por lo que en su etapa escolar, Macedonio recibió todo tipo de clases especiales como poesía, redacción, composición y aprendió a tocar diversos instrumentos musicales. Su talento era tan grande que el gobierno de Oaxaca le concedió una beca para estudiar en lo que hoy es el Conservatorio Nacional de Música.
Para 1850 ya tenía su propio grupo musical y se dedicaba a viajar por todo el país tocando en eventos o para gente importante, logrando ganar fama y reconocimiento nacional, Sin embargo, en un momento de su vida, Alcalá decidió que era momento de formar una familia y dejó de lado sus tours, volviéndose profesor de música en Yanhuitlán, Oaxaca.
Con el paso del tiempo, se dio cuenta de que su vida como profesor no lo ayudaba a mantener a su familia, por lo que volvió a presentarse en eventos pequeños para ganar un poco de ingreso, hasta que le diagnosticaron tuberculosis y su crisis financiera aumentó tanto que se sumergió en una depresión enorme.
- Historia y significado de “Dios Nunca Muere”
De acuerdo con los habitantes de Tlacolula de Matamoros, en sus últimos meses de vida, Macedonio fue contratado para realizar un último trabajo: recibir una población indígena en el pueblo. Quienes le pidieron que les compusiera una canción en honor de la Virgen María.
A pesar de su enfermedad, Macedonio Alcalá trabajó incesantemente para cumplir con el encargo, ya que agradecía tener un pequeño trabajo que le ayudará en su momento de crisis, pero no fue hasta la visita de su amigo, el flautista José Maqueo, que el compositor logró obtener inspiración.
Se dice que Maqueo decidió visitar a Macedonio para verificar el estado de salud de su amigo mientras trabajaba en Tlacolula, ambos hablaron hasta que el oaxaqueño se quedó dormido y en ese momento José oportuno para dejarle 40 pesos debajo de una almohada a la familia de Alcalá.
Y no fue hasta que Macedonio despertó por un ataque de tos y tratando de buscar con que frenarlo que los encontró y lo primero que hizo fue pedirle a su esposa papel y pluma donde escribió la frase “Mira, Dios nunca muere, nuestro padre siempre consuela al afligido”, inspirado en la gratitud su amigo.
- Perdura hasta nuestros días
Después de componerla, Alcalá la presentó frente a los habitantes de Tlacolula, quienes quedaron fascinados y agradecidos con él y para recompensarlo se organizaron y le ayudaron a trasladarse a Oaxaca de Juárez, donde podría recibir tratamiento para poder recuperarse de la tuberculosis.
Lamentablemente, un año después de presentar su obra “Dios Nunca Muere”, Macedonio Alcalá murió el 24 de agosto de 1869 a los 38 años de edad. En su funeral se tocó su icónica composición y meses más tarde uno de sus hermanos intentó robar su creación publicándola bajo su nombre de forma oficial, pero los ciudadanos de Tlacolula protestaron y demostraron que la canción había sido plagiada y se convirtió en el himno de Oaxaca.
- Letra de la canción:
La letra de “Dios Nunca Muere” se ha mantenido como un misterio desde la muerte del compositor, pues Macedonio Alcalá no tenía la costumbre de guardar de manera ordenada sus partituras, por lo que actualmente partes de la melodía son un misterio, pero aquí abajo te dejamos la letra que se logró hacer pública.
Muere el sol en los montes
con la luz que agoniza,
pues la vida en su prisa
nos conduce a morir.
Pero no importa saber
que voy a tener el mismo final
porque me queda el consuelo
que Dios nunca morirá.
Voy a dejar las cosas que amé,
la tierra ideal que me vio nacer,
pero sé que después habré de gozar
la dicha y la paz que en Dios hallaré.
Sé que la vida empieza
en donde se piensa
que la realidad termina.
Sé que Dios nunca muere
y que se conmueve
del que busca su beatitud.
Sé que una nueva luz
habrá de alcanzar
nuestra soledad
y que todo aquel
que liega a morir
empieza a vivir
una eternidad.
Muere el sol en los montes
con la luz que agoniza,
pues la vida en su prisa
nos conduce a morir.
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