Las Mometzcopinqui, son una leyenda mexicana que ha perdurado a lo largo del los años, con una cuentas modificaciones que la han vuelto menos aterradora a como era contada por los prehispánicos, quienes las describen como mujeres que se podían transformar en animales y desangraban bebés.
- Leyenda prehispánica
De acuerdo a las ilustraciones que se han encontrado de nuestros antepasados antes de la colonización de los españoles en nuestras tierras, los habitantes creían que los dioses otorgaban poderes a personas que nacían en ciertos días con ciertos acontecimientos climáticos.
En el caso de las Mometzcopinqui, eran mujeres que nacían en el “Ce ehécatl” o días de viento con tormentas, las cuales se pensaba eran las elegidas por los dioses para ser brujas y traer oscuridad, maldad y enfermedades a las personas que las rodeaban por lo que las familias las abandonan en los cerros.
De ahí comenzó la creencia de que esas niñas, cuando llegaban a la edad adulta, manifiestan poderes del caos y se alimentaban de bebés recién nacidos, ya que para ese entonces la sangre significaba vida y era usada en muchos rituales. De acuerdo a las ilustraciones las describen como mujeres que podían arrancarle las piernas y cambiarlas por patas de guajolote, tenían pico y sus brazos se transforman en alas que les ayudaban a volar.
- Evolución de las brujas Mometzcopinqui
Aunque en esos años se creía que desangraban a los bebés, con el paso del tiempo los pobladores reinventaron la leyenda de las brujas y la titularon “Las bolas de fuego”, pues se cambió la creencia de que volaban con alas o volar con escobas rodeadas de fuego, debido a los múltiples avistamientos de ellas en el cielo de esa época.
La leyenda de las “Bolas de fuego”, nos cuenta que las Mometzcopinqui son brujas que viven en cerros y que cada cierto tiempo salen de sus escondites para chupar la sangre de los bebés en las noches, cuando los padres no los vigilan, dejando pequeños moretones en el recién nacido y matándolo poco a poco.
Por eso en algunos pueblos de México se cree que si un bebé recién nacido amanece con moretones de manera inexplicable es porque una bruja se alimenta de él y corre el riesgo de morir, por lo que las madres se ven en la necesidad de dormirlos con ellas y poner cruces en todas las ventanas de sus casas.
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