Oaxaca es uno de los destinos predilectos para vivir el Día de Muertos debido a sus celebraciones auténticas y llenas de tradición. Un ejemplo es la Invitación a las Ánimas, una costumbre que se realiza en varios pueblos de la entidad y con la que se invita a las almas de los seres queridos a regresar al mundo de los vivos durante el 1 y 2 de noviembre.
La tradición se realiza en algunos municipios de la costa oaxaqueña como Santos Reyes Nopala, Mixtepec, La Reforma y Bajos Chila; así como en Ejutla de Crespo, comunidad de los Valles Centrales, y Miahuatlán de Porfirio Díaz, en la Sierra Sur.
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¿En qué consiste la tradición de Invitación a las Ánimas?
La Invitación a las Ánimas se realiza generalmente cada 15 de octubre y marca el inicio de las festividades del Día de Muertos. La tradición consiste en que las familias visitan los panteones para honrar a sus difuntos, así como limpiar y adornar sus tumbas con flores de borla y cempasúchil; velas y copal, los cuales se utilizan para guiar las almas.
Como parte de la tradición oaxaqueña, durante la visita se invita a las ánimas a participar en las festividades de Todos los Santos y a regresar a sus hogares para que disfruten, junto a su familia, de las ofrendas que se les han preparado con algunos de los platillos o bebidas que disfrutaban en vida como mole, tamales, cerveza o mezcal.
La creencia indica también que en caso de que los difuntos no reciban la invitación de sus familiares se quedan tristes al no tener un lugar ni un altar donde llegar, quedando en la oscuridad. Además, en algunos ayuntamientos ofrecen de manera gratuita alimentos a los familiares que acuden al panteón para hacer la invitación a sus seres queridos.
¿Cómo se elaboran los altares para los difuntos en Día de Muertos?
En Oaxaca los altares se dividen en escalones y se adornan con flores, papel picado y se colocan veladoras, fotografías y platillos como mole negro, tamales, pan, frutas, agua, café, chocolate y mezcal. Cada una de las ocho regiones presenta rituales y características propias.
De acuerdo con el Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas (INPI), las flores en la ofrenda adornan y aromatizan el lugar durante la estancia del ánima. Además, el cempasúchil deshojado marca el camino del color y olor que trazan las rutas a las ánimas.
Las velas significan "la luz", la fe, la esperanza y guían a las ánimas para que puedan llegar a sus hogares, así como el regreso a su morada. Mientras que el agua es la fuente de la vida y se ofrece a las ánimas para que mitiguen su sed después de su largo recorrido y para que fortalezcan su regreso.