Zega-cola es un refresco cien por ciento oaxaqueño hecho de manera artesanal en Santa Ana de Zegache, Ocotlán, que ha ganado popularidad poco a poco entre las familias de Oaxaca por ser vendido en uno de los mejores restaurantes de la capital, “Los Danzantes”.
Quién está a cargo de la creación y distribución de Zega-cola son los señores Antonio Ambrosio Salvador y su esposa Eufemia Cruz Benito. Don Antonio aprendió a realizar esta bebida de cola por un grupo de ingleses que dieron la receta en un taller hecho por “proyecto Zegache” y decidió que sería una buena opción para obtener un sustento extra para su familia.
Por ahora los únicos lugares donde serás capaz de encontrarlo son en el restaurante “Los Danzantes” quienes decidieron apoyar el proyecto como forma de incrementar las ventas de los productos locales, y en Plaza Pañuelito, ubicada en calle 5 de mayo número 412, en Oaxaca de Juárez.
- ¿Qué tiene de especial Zega-cola a comparación de otros refrescos en el mercado?
La principal diferencia sería que en sí Zega-cola no se vende como un refresco, es más bien un jarabe de cola que al combinarse con agua mineral se vuelve refresco. Algo así como una soda italiana, pero con sabor cola.
Otra cosa es la que se diferencia a otras marcas es que, es un refresco que ocupa solo productos naturales en su preparación como aceite de lavanda, naranja, lima, limón, nuez moscada, canela, cilantro, goma de arábiga y cafeína, lo que lo vuelve una opción menos dañina que sus competencias en el mercado.
Tiene dos presentaciones, que son la botella de vidrio de 250 mililitros, que rinde muy bien para preparar varios litros de refresco en casa, y los galones, que son los que se venden más a hoteles o restaurantes.
- Producto rentable, que podría ser un fuerte competidor en el mercado global
El precio de cada botella está entre los 30 y 35 pesos. Sin embargo; a pesar de volverse popular poco a poco por ser un producto artesanal y ser distribuido en un restaurante de la ciudad, sus ventas son bajas.
En 2018, Zega-cola, apenas alcanzaba a vender un promedio de dos cajas de 24 botellas cada dos meses y si la venta va bien logra alcanzar las cuatro cajas.
La pareja y su familia siguen produciendo el jarabe por gusto y por el apoyo que han recibido de Europa, ya que varios de los productos con los que se realiza la mezcla solo se consiguen allá, porque el costo de producción es elevado y las ganancias son pocas.
Y aunque se volvió un producto que llama la atención de los inversores por ser algo muy rentable, Zega-cola no ha logrado concretar ninguna oferta debido al costo de la producción, que es una pieza clave de su originalidad.
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