Este domingo 24 de marzo se vive una de las fiestas tradicionales más bonitas, visitadas y sobre todo, refrescantes en todo Oaxaca, la Feria del Tejate bebida prehispánica, con base en cacao maíz y hueso de mamey, servida en tinajas y con un buen trozo de hielo para aliviar la sed y el alma.
El tejate es una bebida que enamora a quienes la prueban por primera vez, y estamos casi seguros, que repetir es una buena opción, ya que ver las tinajas de barro llenas del brebaje con grandes trozos de hielo y un aroma delicioso, es una invitación para apapachar el alma.
La base de esta bebida refrescante, (que es una opción tradicional para mitigar la sed) es el maíz, cacao, hueso de mamey y flor del cacao o rosita de cacao. Su densidad y color a la vista la distingue fácilmente con una espuma blanca y grumosa que se genera por la flor del cacao y es parte del panorama urbano y de los poblados de todo Oaxaca, con similitudes en cuanto a preparación y origen con otras bebidas prehispánicas como el chilate de Guerrero o el Pozol chiapaneco.
Originalmente, su nombre en lengua zapoteca es cu´hub, sin embargo, actualmente se le conoce como tejate, palabra que proviene del náhuatl y significa agua harinada (“textli”/masa y “atl”/agua) y es totalmente cierto, su composición con base en maíz y cacao lo hacen un producto muy sabroso y fresco, que no le pide absolutamente nada a una limonada o a un refresco gasificado, por sus elementos nutricionales, que incluyen elementos energéticos como magnesio, potasio, calcio, zinc y hierro.
Por ello, consumir tejate es una excelente opción para aminorar el calor y además, es un excelente alimento, bajo en azúcar, lo que permite que sea fácilmente absorbido y no genere picos de glucosa en las personas, lo que hace que sea una excelente opción para refrescarse de forma natural y sin riesgo para la salud.
La bebida tradicional se puede conseguir en los mercados y puestos callejeros de Oaxaca, el costo es muy barato comparado con un refresco, una cerveza o una bebida preparada, la jícara de tejate puede costar en mercados públicos y en las calles desde 10 pesos y hasta 50 pesos; mientras que, en lugares como restaurantes, puede llegar a costar un poco más caro, al ser considerado un alimento gourmet.