El trabajo artístico del oaxaqueño, Juan Justo Zárate, le ha dado la oportunidad de ser valorada en México y otros países, sin embargo, una de sus obras más reconocidas le ha dado la vuelta al mundo por ser una pieza enorme, esculpida en roca y como un monumento natural que vigila uno de los Pueblos Mágicos con los que cuenta nuestro país,
La pieza bien podría competir con alguna de las que existen en la actualidad en el Monte Rushmore, ubicado en las montañas de Black Hills, en Dakota del Sur dentro del Parque Nacional, en la que podemos apreciar las cabezas de cuatro presidentes de Estados Unidos: George Washington, Thomas Jefferson, Abraham Lincoln y Theodore Roosevelt.
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El Rushmore mexicano está vigilando el Pueblo Mágico de Calvillo en Aguascalientes, en la carretera 70 del estado a la altura del kilómetro 33, cuenta con cerca de 12 metros de altura, 10 de ancho y siete más de fondo, es una monumental cabeza de un guerrero chichimeca, inspirado en el orgullo y respeto que el artista oaxaqueño tiene por el pueblo chichimeca.
Trabajo arduo que aún no termina
Dicha obra aún no está terminada, hace falta un águila justo a un lado del rostro del guerrero, sin embargo, el rostro está prácticamente terminado, tras un largo periodo de más de 17 años en los que el escultor oaxaqueño trabajó por su cuenta y sin recursos en la roca de un cerro plagado de vegetación y serpientes de cascabel y a más de 20 metros de altura en un acantilado entre las sierras Fría y del Laurel en Aguascalientes.
El oaxaqueño mantuvo su sueño de labrar la roca para darle vida a un personaje que para él representa el valor y la fiereza del pueblo chichimeca, pueblo que no se arrodilló ante el imperio de la Nueva Galicia, tras la caída de Tenochtitlán y el Imperio Azteca en el Siglo XVI.
El tallado de la roca que le ha dado vida al monumental guerrero chichimeca, se logró gracias a la paciencia y tenacidad del artista nacido en Oaxaca, quien desde finales del Siglo XX comenzó a darle vida a la pieza de su inspiración.
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Un coloso que Zarate ha esculpido como símbolo del chichimeca vencedor e indómito, que en su momento adquirió mala fama por supuestamente comer hombres, animales y plantas pensando que así podía adquirir las cualidades de estos.
Mientras que la sangre era sagrada, se usaba en rituales como en el nacimiento de un primogénito, en el que parientes y amigos cortaban todo el cuerpo del padre hasta quedar entintado de rojo. Si esto se suma a su poder guerrero, resulta el gran mito de los sanguinarios chichimecas.
El oaxaqueño, se mantuvo por mucho tiempo aferrado a su idea sin apoyo económico, hasta que se encontró con el empresario José Luis Rojas, quien lo apoyó, financiando el proyecto, mismo que como mencionamos, aún está en proceso de terminación y cuando eso ocurra será una muestra del gran valor del pueblo Chichimeca, tras las batallas que libraron contra los españoles en lo que anteriormente era Aridoamérica.