Se acerca el mes de noviembre y se siente cada vez más el ambiente de celebración del Día de Muertos en nuestro país, ya que es una de las fiestas tradicionales más importantes que evocan nuestro pasado prehispánico y la fusión con las costumbres y la cultura europea que llegó desde España.
Las flores amarillas, el olor a incienso, las calaveritas de dulce, los cirios, el copal, los tapetes de aserrín y flores, la comida, la bebida, las fotografías de nuestros seres queridos, son elementos fundamentales que no deben faltar, sin embargo, existen tres cosas que no deben faltar en nuestra ofrenda para recibir a nuestros muertos.
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El rito tradicional de la puesta de la ofrenda de muertos
Y esa recepción tiene mucho que ver con la manera en qué les rendimos homenaje a través de la comida, los símbolos y la tradicional ofrenda, para todos aquellos que se han marchado de este plano, pero que siguen vivos en nuestros corazones y que regresan por algunas horas para recibir el homenaje que merecen por parte de sus familiares y seres queridos.
Es una tradición que en México y en OAXACA, se lleve a cabo una ofrenda con rasgos que marcan el sincretismo entre las culturas prehispánicas y los antepasados españoles que llegaron a compartir sus creencias, básicamente las católicas.
¿Qué significan la sal, el pan de muerto y las flores de cempasúchil?
Tres de esos elementos, incluyen por ejemplo a las flores de cempasúchil que funcionan para adornar y marcar el camino de los difuntos desde el más allá y hasta nuestro hogar y sus espacios que adoraban en vida, por ello, está flor representa el camino y a la vez el colorido que prevalece en los altares; además de aromatizar el lugar en el que las ánimas llegarán a descansar.
El pan de muerto es el ofrecimiento fraternal que viene de una creencia católica que lo asocia al cuerpo de Cristo, además, en las culturas prehispánicas la forma del pan se presenta en forma redonda, simbolizando el ciclo de la vida y la muerte, con sus “huesitos” de azúcar que representan la unión entre los vivos y los muertos.
La sal significa la purificación, sirve para que el cuerpo no se corrompa, en su viaje de ida y vuelta desde el Mictlán al mundo de los vivos para el siguiente año.