La Torre Latinoamericana ubicada en el corazón de la ciudad de México, es un ejemplo de diseño estructural a prueba de sismos, es la primera construcción terminada con ese fin en la ciudad y uno de los modelos a seguir para otras ciudades en el mundo que son especialmente sensibles a los movimientos telúricos, como por ejemplo Chile o Japón.
El edificio tiene una altura de 162 metros, cuenta con 44 pisos, su estructura está recubierta por acero y ventanales de color azul que con el paso del tiempo se han ido empañando dando la sensación de que se ve ‘sucia’, sin embargo, la flexibilidad con la que fue construida, le ha permitido permanecer de pie durante los tres terremotos más catastróficos que ha padecido la capital del país, en 1957, 1985 y 2017.
En los tres sismos que dejaron una estela de muerte y desolación entre los habitantes de la capital, la ‘Latino’ como popularmente se le conoce, no sólo resistió los embates de los movimientos, sino que salió prácticamente ilesa, comparada con las decenas de edificios y construcciones (muchos de ellos recientes) que sucumbieron en los sismos, la Latino si acaso tuvo algunos vidrios rotos, pero nada más.
Dice la creencia popular (que no la técnica) que si algún día se llega a caer la Torre Latinoamericana, significaría que toda la ciudad habría quedado en ruinas y afortunadamente hasta el día de hoy, eso no ha sucedido y deseamos que no pase.
La Torre Latinoamericana se construyó entre 1948 y 1956. El diseño corrió a cargo del Arq. Augusto H. Álvarez y su edificación fue llevada a cabo por un grupo de profesionales entre quienes destacaba el Ing. Leonardo Zeevaert, experto en mecánica de suelos y el ingeniero estadounidense Nathan M. Neumark.
El diseño tuvo como referencias dos edificios emblemáticos de la década de los 40, el Empire State Building y el Edificio Chrysler, ambos ubicados en Nueva York y que tienen como característica una antena de telecomunicaciones en la punta.
El edificio como ya lo hemos dicho, es una joya de la arquitectura moderna, su principal virtud es estar construido encima de un terreno lacustre y soportar el movimiento, recordemos que la ciudad de México está cimentada en lo que fue al antiguo Lago de Tenochtitlán, por dicha razón, muchos de los edificios construidos durante la época colonial siguen en pie, pero se han hundido con el paso del tiempo, mientras que la Latinoamericana continúa casi intacta.
¿Por qué soporta los sismos?
Recordemos que la Torre ha sido un mudo testigo de los lamentables terremotos del 28 de julio de 1957, y los dos suscitados el mismo día, pero con 32 años de diferencia, el 19 de septiembre de 1985 y 2017 (ya ahora le sumamos un tercero en este 19 de septiembre de 2022 de 7.4 de magnitud). En ninguno de los cuatro, la Torre ha recibido daños significativos, salvo la rotura de algunos vidrios, la estructura no sólo ha resistido sino se ha mantenido en pie sin ningún daño.
“Muchas personas creen que la Torre Latinoamericana tiene gatos hidráulicos que la protegen de los sismos, pero es un mito”
Lo anterior fue explicado por el catedrático de la Universidad Iberoamericana, José María Nava en una entrevista para ICON Design del periódico El País.
La clave de la tecnología antisísmica de la Latino está en la cimentación del suelo que soportan sus cerca de 25 mil toneladas de peso.
“Debajo de la torre colocaron 361 pilotes de hormigón en forma de punta. Estos pilares atraviesan toda la zona inestable del subsuelo, llena de agua y arena, y se enganchan a poco más de 30 metros de profundidad. Justo donde está la primera capa de tierra dura y estable”
Lo anterior hace que la estructura no se hunda en una urbe en la que el deterioro por este problema genera graves problemas en otras construcciones del centro y zonas aledañas en las que el tipo de suelo es fangoso, lo que deriva en hundimientos de entre 2 y 40 centímetros por año.
Además de la innovadora cimentación, la estructura ligera construida con acero y vidrio para hacer que durante un movimiento el edificio se ‘balancee’, la Latino tiene otra tecnología plausible que la hace muy sólida.
En los sótanos del edificio se encuentran varios compartimentos totalmente vacíos que actúan como una especie de línea de flotación de un barco, lo que hace que el edificio durante un sismo se sienta como si estuviera flotando en el agua, le otorga una estabilidad que le permite ‘bailar’ con el ritmo del movimiento y aminora el impacto sobre la estructura para que no se derrumbe, cosa que no ha sucedido.
Ante los sismos, su estructura de acero puede soportar un arqueo en el edificio, en la parte superior, ante la deformación que presenta una enorme fuerza sísmica con una intensidad superior a los 8 grados de magnitud.
De esta manera, la Torre Latinoamericana se convirtió en el primer rascacielos del mundo construido en una zona altamente sísmica, ya que la costa del Pacífico mexicano se encuentra en el Cinturón de Fuego, la zona donde hay más terremotos y volcanes del mundo. No por nada, los científicos y estructuralistas de otras partes del mundo visitan habitualmente para analizar y admirar este prodigio de la arquitectura mexicana.
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