La actividad explosiva del Volcán Popocatépetl, que en las últimas semanas ha provocado alerta entre la población y los cuerpos de seguridad y Protección Civil de los tres niveles de gobierno, no es gratuita, ya que desde 1994, año en que despertó el Coloso, la actividad volcánica no se ha detenido, luego de varias décadas en las que prácticamente estuvo dormido y sin presentar algún riesgo para la población.
Desde aquel año y después en principio de los años 2 mil, las autoridades federales y estatales de Puebla, Morelos, El Estado de México y la Ciudad de México han trabajado en conjunto para llevar a cabo planes de mitigación de riesgos y rutas de evacuación, luego de la alarma que cundió en la población cuando el gigante despertó y además tomó por sorpresa a los habitantes cercanos y sufrieron graves daños en sus casas y riesgos severos de morir por la falta de rutas de escape ante una improbable (en aquel momento) erupción volcánica.
Años después, en pleno inicio del Siglo XXI y en época navideña, "Don Goyo" volvió a despertar con fuerza y generó daños severos en comunidades cercanas por el derretimiento de la nieve en la cima, lo que provocó deslaves muy peculiares (lahares) con rocas, lodo y a una temperatura muy alta, lo que derivó en la evacuación de miles de personas en los alrededores.
Desde entonces, el Centro Nacional de Prevención de Desastres (CENAPRED) realiza un monitoreo constante de la actividad del volcán Popocatépetl y publica información valiosa en el Portal del atlas Nacional de Riesgos, dependiente de la Cenapred y de la Secretaria de Gobernación.
Los escenarios en caso de una erupción
Tanto el Cenapred como la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), mantienen el monitoreo debido a las implicaciones que podría tener para la población civil, una eventual explosión de proporciones mayores a lo habitual, ya que como dijimos, el volcán está activo y sigue liberando presión, pero tampoco se descarta un escenario catastrófico en el futuro, razón por la que desde finales de los 90 se generó el semáforo de alerta.
En este sentido, hay dos escenarios que están previstos, por una parte, el más deseable es que el volcán siga liberando presión y los científicos creen que existen posibilidades mayores al 90 % de que la actividad se mantenga durante varios años, e incluso desaparezca más adelante.
Menos del 10 % de probabilidades contemplan la posibilidad de que la actividad volcánica crezca y signifique la necesidad de evacuar a la población como en los 90. Sin embargo, gracias al monitoreo, se mantiene la certeza que en ese caso, se logre realizar una evacuación adecuada.
En la actualidad las emisiones de ceniza que llegan a ocurrir no representan un peligro para la población que vive en las proximidades del volcán. Lo cierto, es que dado el riesgo, se proyecta la necesidad de poner en práctica un plan de rescate masivo, de evacuación y de reubicación de miles de personas que viven en las faldas de "Don Goyo"
De acuerdo con el Instituto de Geofísica de la UNAM, el radio de acción de una previsible erupción, ubica las posibles afectaciones en un radio de 20 a 30 km. CDMX (72 km); Puebla (43 km); Cuernavaca (63 km); y Tlaxcala (53 km), con fuertes lluvias de ceniza, mismas que en la actualidad ya se perciben y depende de la época del año y la dirección de los vientos para saber en qué estados afecta más.
Si la explosión es mayúscula (cosa que nadie desea) la columna de ceniza podría provocar un oscurecimiento parcial o total de la luz del sol.
Solo las poblaciones en un radio de 25 km podrían verse afectadas directamente, eso significa que las principales ciudades de las entidades federativas cercanas no tendrían problemas pero no sería el caso de las comunidades cercanas.
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