La historia de Rigoberto es una de esas que te hacen recobrar la fe, ya que él desapareció de su casa en Oaxaca cuando era apenas un niño, pasó el tiempo y al no tener rastros de él su familia lo dio por muerto, 19 años después se reunió con su familia de nueva cuenta.
El Sistema de Desarrollo Integral de la Familia (DIF) de Cajeme, Sonora, compartió la historia de Rigoberto y como con ayuda de la Comisión de Búsqueda de Personas lograron reunir a este oaxaqueño que actualmente tiene 32 años de edad de nueva cuenta con sus parientes que se habían resignado a volverlo a ver.
Su historia
Según, se dio a conocer cuando Rigoberto José Juárez tenía 13 años de edad abandonó su hogar en Oaxaca, y su familia dejó de saber de él por lo que lo dieron por muerto. Durante este tiempo vivió en condición de calle y fue hasta hace un año que DIF Cajeme a través del programa de Atención a Personas en situación de Calle lo lograron ubicar, darle atención médica, alimento, higiene personal, ropa limpia y albergue temporal.
Pero fue apenas que el DIF logró reunir a Rigoberto con su hermano Isidro, quienes después de 19 años de no verse se saludaron con un emotivo abrazo. Ambos agradecieron la ayuda recibida y las acciones que permitieron volver a unir a esta familia.
Por último, se dio a conocer que se ayudó a trasladar a Rigoberto y su hermano para partir a Oaxaca donde se podrá reunir con el resto de su familia y empezar una nueva vida fuera de las calles, en esta segunda oportunidad que le dio la vida.
Aunque la historia de Rigoberto y su familia tuvieron un final feliz, esto no suele ser siempre así en México. En el país se calcula que este 2023 hay 110 mil personas desaparecidas, según el Registro Nacional de Personas Desaparecidas y no Localizadas. En muchos casos las desapariciones no se denuncian por lo que incluso podría haber más, señala el Comité contra la Desaparición Forzada.
De acuerdo a la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) “la desaparición forzada de personas y la desaparición cometida por particulares, es una práctica ignominiosa que implica la negación de todos los derechos humanos”.
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