El 9 de septiembre de 2019, la vida de la saxofonista María Elena Ríos Ortiz cambió por completo. Ese día sobrevivió a un intento de feminicidio por medio de un ataque con ácido que no sólo le dejó cicatrices físicas, sino también la expuso al peligro que implica buscar justicia en México, un país en el que según la fundación Carmen Sánchez, alrededor del 90% de los casos de este tipo de violencia quedan en completa impunidad.
En el caso de María Elena Ríos hay cinco personas implicadas. De ellos, dos son autores intelectuales: el exdiputado priista Juan Antonio Vera Carrizal y su hijo Juan Antonio Vera Hernández, y tres agresores materiales: Rubicel H. R., Rubén L. C. y Ponciano R, quien falleció en 2021. No obstante, a cuatro años del ataque hacia la activista no ha habido ni justicia ni reparación de daños, denuncia la Ríos Ortiz.
Han pasado cuatro años desde aquel 9 de septiembre en el que María Elena sobrevivió a un ataque de ácido, cuatro años en los que no ha dejado de exigir justicia y cero impunidad en su caso. Sin embargo, el proceso ha sido largo y actualmente está esperando una fecha para que se realice el "juicio oral". Es decir, la parte del proceso en el que van a intervenir de manera física todas las partes del caso, eso incluye a testigos como peritos y personal de la Fiscalía. Pero hay un inconveniente, la activista teme incluso por la vida de esos testimonios que podrían apoyarla en el proceso.
"Mi temor es que puedan matar a alguno de mis testigos o bien, los sobornen, porque más que yo lo diga, creo que de sobra sabemos en la sociedad el poder que tiene Vera Carrizal, el poder económico", dijo la saxofonista.
El miedo de la activista no es fortuito. Recordemos que hace dos años, murió Ponciano H., uno de los autores materiales del ataque con ácido contra María Elena Ríos. No obstante, la saxofonista aseguró que su muerte estuvo plagada de irregularidades, casualmente cuando su voz podría beneficiarla ante la justicia.
Ante el temor que puede llegar a percibir la saxofonista, se agrega el nivel de acoso que tanto ella como sus seres queridos han experimentado a lo largo de estos años. Porque defender sus derechos como víctima le ha implicado ponerse en una línea de riesgo constante en la que sus familiares han sido atacados directamente y en donde para ella, incluso trabajar con su nueva línea de mezcal, le ha significado sentir miedo debido a las críticas y abusos a los que todos los días se expone.
"A toda mi familia la han vulnerado, porque le han inventado delitos, que son narcos, que tenemos una trata de blancas, que mi mamá tiene un prostíbulo... En verdad a mí me da tanto coraje", expresó María Elena.
¿Qué ha pasado desde el ataque con ácido a María Elena Ríos?
María Elena Ríos, a quien la injusticia del país la obligó a convertirse en su propia defensora, todavía no encuentra la reparación de los daños por la violencia que sufrió. Por su caso, han pasado dos gobernadores de Oaxaca (Alejandro Murat Hinojosa y Salomón Jara) y tres fiscales (Rubén Vasconcelos Méndez, Arturo Peimbert, Bernardo Rodríguez Alamilla) sin que hasta el momento tenga ni siquiera información de los avances en las indagatorias de su quinto agresor que está prófugo de la justicia: Juan Antonio Vera Hernández, hijo de Juan Antonio Vera Carrizal.
"Este proceso ha sido manoseado por Ministerios Públicos, por Fiscales, por personal de la Fiscalía, y que este proceso lo ha tenido de conocimiento no solamente un gobernador, sino dos", apuntó la saxofonista.
Es importante mencionar que hasta ahora las autoridades federales también le han prometido ayuda a María Elena Ríos, apoyo que hasta el momento no ha llegado, y de esta manera esclarecer un proceso bañado de influencias políticas y corrupción. Por el contrario, todavía faltan muchos pasos que dar para que el caso se resuelva, sino también para que la activista recupere un poco de la paz que le ha sido mermada, esa paz que la violencia ácida le arrebató.
“Todos los días verme al espejo, que aunque yo ya me reconozco y acepto, verme es recordar diario lo que me hicieron y eso va a ser toda mi vida”, concluyó Elena Ríos.