La práctica del exorcismo es un tema muy explotado en la pantalla grande, es además motivo de miedo entre sectores muy amplios de la población que consideran su existencia como válida, en gran parte por sus creencias religiosas, en la literatura es sinónimo de censura por lo escabroso del tema y en el ideario popular es algo que no se conoce, pero que de ninguna manera quisiéramos explorar.
El exorcismo es una práctica religiosa o espiritual enfocada en expulsar a un ente maligno de una persona, objeto o área que se encuentre poseída por esa entidad, dichas entidades pueden ser catalogadas como demonios, espíritus, brujas, nahuales, entre otras formas, que dependen de las creencias personales de los implicados.
Etimológicamente hablando, la palabra exorcismo deriva del latín exorcismus, que a la vez tiene su origen en la palabra griega exorkismos, que significa estar sujeto a un juramento.
En el Renacimiento, de acuerdo con el libro “El azote del diablo” del autor Girolamo Menghi, la gente creía en la posesión demoníaca y para poder hacerle frente, los guerreros encargados del bien contra el mal debían ser hombres santos dotados de poder para contrarrestar a los malos espíritus (nótese que hablaban solo de hombres, pero no de mujeres).
En dicho libro (que puedes adquirir en librerías), se presenta una traducción completa de la obra principal del autor, titulada Flagellum daemonum, que no es otra cosa que el manual del siglo XVI conocido como “El azote del diablo”, además de una breve historia de la demonología en Europa y las creencias religiosas y “estándares eclesiásticos” sobre este tema.
Para la Iglesia Católica, la posesión de un ente maligno sobre una persona o lugar se debe atacar con oraciones, fuerza y fe, ya que de acuerdo con sus creencias, Jesús apeló a su poder sobre los demonios como una señal reconocida de su Mesianidad.
De esta manera, Cristo echaba a los demonios, lo declaraba él, con el Dedo de Dios (el Espíritu Santo), esos conocimientos fueron transmitidos a sus apóstoles y sus discípulos para echar demonios en su nombre, de ahí la creencia hasta nuestros días, que se requiere a un sacerdote preparado en los ritos del exorcismo para ayudar a la persona a liberarse del mal con la ayuda del ritual romano, que es un ‘manual’ que contiene todos los ritos de la iglesia sobre este tema, excepto la celebración de la eucaristía, la liturgia de las horas y todos aquellos ritos que presiden los sacerdotes.
Ese sacerdote preparado no puede ser cualquiera, debe ser un obispo o sacerdote autorizado por la Iglesia y además debe observar estrictamente las reglas establecidas por la Institución para poder liberar a una persona del dominio demoníaco.
Una persona se considera poseída cuando tiene ciertas características (y se ha descartado un trastorno psicológico), por ejemplo, la aversión a Dios y todo lo que tenga que ver con él, con imágenes sagradas, la virgen, los santos o el símbolo de la cruz.
Además se consideran signos de la posesión, hablar en lenguas desconocidas que jamás pudo haber aprendido la persona.
Acercar cosas lejanas o escondidas y demostrar una fuerza descomunal fuera de toda lógica.
¿Qué se requiere y cuáles son los instrumentos adecuados?
Para practicar un exorcismo se necesita primordialmente ser sacerdote de la Iglesia Católica.
La autorización del obispo de la diócesis correspondiente (previa recomendación de un tribunal eclesiástico competente en esta materia), que puede ser concedida vez por vez para cada caso específico o de manera general por un periodo determinado al sacerdote que ejerce el ministerio de exorcista en la diócesis, generalmente esa autorización tiene una validez de tres años, se pierde esa validez pasados los tres años de ser expedida o si hay un cambio de obispo en esa diócesis, por lo cual deberá ser renovado ese permiso o darle la opción a otro prelado.
Para repeler a los entes malignos se requieren objetos benditos como crucifijos, reliquias, agua bendita, además de un amplio conocimiento del ritual establecido por la propia Iglesia.
Cabe resaltar que la propia Iglesia prohíbe los ritos de exorcismo, en su postura oficial no recomienda llevarlo a cabo y se prohíbe expresamente las sesiones de ouija, espiritismo, hechicería, adivinación, puesto que podrán atraer entidades malignas y poseer a quienes se encuentren presentes en dicha sesión.
Las causas principales por las que se produce una posesión demoníaca son las siguientes:
La participación en ritos satánicos, un maleficio, blasfemar de forma continua, hacer pacto con el diablo para rendirle pleitesía a cambio de bienes materiales, además de las prácticas de contacto con espíritus.
Te recomendamos si es que eres fan de las películas de terror y sobre este tema.
‘El Exorcista’ de William Friedkin, producida en 1973, ‘El exorcismo de Emily Rose’, basada en un caso real sucedido en Alemania en 1976, y la más recordada por Joaquín López Dóriga, ‘El Rito’ del año 2011, cinta que describe un hecho real que se llevó a cabo en Roma.
Finalmente, no puedes dejar de ver la cinta de ficción y acción, Constantine, protagonizada por Keanu Reeves y Rachel Weisz.
En dicha cinta, John Constantine es el encargado de exorcizar los demonios en la lucha entre el bien y el mal.
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