Una tormenta invernal tipo "ciclón bomba" de una rara intensidad barrió Estados Unidos el viernes, provocando cierres de rutas y aeropuertos en gran parte del país en víspera de Navidad.
"Más de 240 millones de personas (más del 70 % de la población) están afectadas por alertas meteorológicas", dijo el Servicio Nacional de Meteorología (NWS).
Las condiciones son muy peligrosas para la circulación, advirtieron las autoridades.
Se esperaba que millones de personas salieran a las carreteras y abordaran vuelos para estas vacaciones de Navidad y año nuevo, marcando un retorno a los niveles de movilidad previos a la pandemia.
Más de un 1.5 millones de estadounidenses estaban sin corriente eléctrica el viernes, sobre todo en Carolina del Norte y del Sur, Connecticut y Texas, según el sitio especializado Poweroutage.us.
"Por favor, tomen esta tormenta con extrema seriedad", instó el jueves el presidente Joe Biden. "Animo a todos (...) a escuchar las advertencias a nivel local. Es serio".
Alrededor de 5 mil vuelos han sido cancelados el viernes y otros 7 mil 600 postergados, según el sitio Flight Aware. Los aeropuertos más afectados eran los de Seattle (noroeste), Nueva York, Chicago (norte) y Detroit.
Un ciclón bomba
El viernes en la tarde, la tormenta adquirió el estatus de "ciclón bomba" después de que la presión del aire cayó repentinamente durante 24 horas. Este fenómeno produce fuertes lluvias o nieve, inundaciones en las costas y vientos huracanados.
Algunas de las nevadas más fuertes se produjeron en el norte del país, particularmente en la región de los Grandes Lagos.
Pero el fenómeno se extiende desde la frontera canadiense, en el norte, hasta el límite con México, en el sur, y desde la costa del Pacífico, en el noroeste, hasta la costa atlántica, en el este, señalaron los meteorólogos estadounidenses.
Este sistema de baja presión provoca un fuerte choque entre una masa de aire muy frío proveniente del Ártico y otra tropical que llega desde el Golfo de México.
Lo que hace extraordinaria la situación actual es que la presión atmosférica se desplomó muy rápidamente, en menos de 24 horas.
En Nueva York, mientras que la temperatura todavía rondaba los 10° C el viernes por la mañana, se esperaba que bajara a -10° C por la noche. En Chicago, el viernes por la mañana había 20 grados bajo cero, y las temperaturas eran negativas hasta la costa de Texas.
Con información de AFP
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