El Día de Muertos en México en realidad son varios días en los que se colocan ofrendas para los difuntos que vienen del otro mundo a visitar a sus seres queridos. Cada día tiene un significado especial y en esta ocasión te contaremos qué almas llegan el 31 de octubre y que colocar en el altar en ese momento.
El sincretismo entre las culturas prehispánica y la española nos dejó a los mexicanos la tradición del Día del Muertos, siendo los días más importantes el 1 y 2 de noviembre, aunque ahora se celebra a partir del 27 de octubre cuando se recuerda a las mascotas fallecidas colocando un altar con alimento y juguetes.
¿Qué almas llegan el 31 de octubre por Día de Muertos?
La tradición indica que 31 de octubre llegan a visitar las almas que se encuentran el limbo, es decir aquellas personas que fallecieron sin estar bautizadas. En la religión católico romana, el limbo se divide en dos, una para personas bondadosas que vivieron antes de la llegada de Cristo y otro para los pequeños que murieron antes de recibir el bautizo.
Aunque en algunas regiones de México, la llegada de los niños que murieron sin ser bautizados conocidos como “limbitos” es el día 30 de octubre. No hay que confundir con el día 1 de noviembre cuando la tradición indica que llegan los “chiquitos” o angelitos”, que son todos los infantes fallecidos que si recibieron bautizo.
¿Qué se coloca en la ofrenda el día 31 de octubre?
Si esperas recibir un alma el 31 de octubre, en tu ofrenda debes colocar un vaso de agua para que mitiguen su sed; un puñado de sal que es un elemento asociado para evitar que su cuerpo se corrompa durante su regreso; velas y veladoras para indicarles el camino a casa; tampoco puede faltar algún retrato del fallecido, flores y copal e incienso para limpiar el lugar de malos espíritus.
Al ser un día en que se reciben a niños pequeños, se pueden colocar juguetes, panecitos, flores blancas, y platos llenos de dulces que alegren al ánima en su regreso. También es importante dedicar una oración para la tranquilidad de los difuntos.
Cabe mencionar que el limbo y el purgatorio no son el mismo lugar según la religión católica. El limbo es el espacio para aquellas almas bondadosas que no pueden ingresar al cielo donde no reciben tormento como en el infierno, más que saber que permanecerán ahí durante la eternidad. Mientras que el purgatorio es un espacio temporal para purificar las almas de quienes cometieron pequeños pecados y buscan ingresar al paraíso.
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