La Flor de Cempasúchil por su distintivo color naranja y amarillo es un símbolo del Día de Muertos en México. En ofrendas, murales, tapetes y hasta vestuarios esta flor se encuentra presente, pero sabes cuál es la leyenda que hay detrás de ella. Aquí te contamos varias versiones para niños y estudiantes.
La historia se remonta a las épocas prehispánicas cuando los mexicas creían que esta flor estaba asociada al dios Sol, Tonatiuh, por su forma y color, además, que su aroma único tenía la facultad de atraer a los muertos. Su historia es la siguiente:
Leyenda de la Flor de Cempasúchil de los aztecas
En Tenochtitlán, existía una joven llamada Xóchitl (flor) y un joven Huitzilin (colibrí) se enomararon profundamente y siempre pasaban las tardes caminando por el cerro y llevando ofrendas al dios del Sol.
Sin embargo, la guerra comenzó entonces Huitzilin tuvo que partir a combatir abandonado a su amada y perdiendo la vida durante un combate. Pronto la bella joven se enteró de la triste noticia quedando sumergida en una profunda tristeza.
Fue entonces que Xóchitl subió al cerro donde siempre iba con su amado para pedirle al Sol que los volviera a reunir. Tonatiuh al haberlos visto cuanto se amaban, fue que se conmovió y convirtió a esa mujer en una flor de un botón con un tallo largo, que al abrirse se convirtió en la flor de Cempasúchil que con su aroma atrae a los colibríes y permanecen juntos, de la misma manera en que los jóvenes lo hacían.
Otras versiones de la leyenda de la Flor de Cempasúchil
Sin embargo, existen más versiones sobre el origen de la Flor de Cempasúchil como que fue creada por los dioses de las culturas antiguas para guiar a las almas de los muertos al mundo de los vivos durante el 1 y 2 de noviembre o que son el alimento favorito del dios Sol.
También hay variaciones que cambian el origen de los jóvenes amantes, como en Oaxaca y Michoacán. Otra historia es que Xóchilt era una niña que vivía en una aldea y una noche encontró a unos indígenas que estaban tristes por no tener que ofrendar a sus difuntos en vísperas del Día de Muertos.
Por eso la niña azteca le ofreció todas las flores de su jardín, incluida la de color amarillo y muchos pétalos conocida como Cempasúchil. Fue entonces que las almas que llegaron quedaron maravilladas por su belleza y se las llevaron al más allá, desde entonces se volvió el símbolo de las fiestas a los difuntos.
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