La película emblemática que cuenta solo un pequeño fragmento de lo ocurrido el 2 de octubre de 1968 en la Plaza de las Tres Culturas de Tlatelolco en la Ciudad de México, es sin duda, la película dirigida por Jorge Fons y producida por Héctor Bonilla y Valentín Trujillo, llamada "Rojo amanecer".
La cinta fue filmada en completo hermetismo, debido a que el gobierno de Carlos Salinas de Gortari tenía fuerte resistencia para que la película se estrenara y además fuera vista por el público mexicano, ya que muestra uno de los pasajes más dolorosos y vergonzosos de la historia contemporánea de México; la masacre de cientos de estudiantes en aquella noche trágica del 2 de octubre de 1968.
La historia narra la rutina de una familia de clase media quienes viven en el complejo habitacional de Nonoalco Tlatelolco, en el entonces Distrito Federal (ahora Ciudad de México), quienes vivieron solo desde el punto de vista de las cuatro paredes de su departamento, los terribles acontecimientos del 2 de octubre en que el Ejército asesinó a sus jóvenes estudiantes con órdenes del Gobierno mexicano.
La película tuvo el gran problema de que no contaba con el aval del gobierno, por lo tanto, se filmó en un foro de cine en su gran mayoría de escenas y solo algunas tomas (sobre todo el de dramático final) en el conjunto habitacional de Tlatelolco, en total clandestinidad para evitar ser detenidos por la policía.
La cinta cuenta con un reparto de lujo, de lo mejor de la época de los 80 y 90 en el cine mexicano, que en aquel entonces estaba enfocado en el cine de ficheras, y solo algunas joyas como está (curiosamente del director Jorge Fons) destacaban como de lo mejor del séptimo arte en México.
Héctor Bonilla, María Rojo, Jorge Fegan, los Hermanos Demian y Bruno Bichir, así como un joven Eduardo Palomo, además de un gran elenco comprometido con el proyecto, filmaron en la clandestinidad luego de que la Secretaria de Gobernación a través de la Comisión de Radio Televisión y Cinematografía (RTC), les negó el aval para filmar el guion del texto titulado "Bengalas en el cielo" de los escritores Guadalupe Ortega y Xavier Robles, por tratarse de un tema tabú en ese momento y porque había escenas de violencia muy fuerte que además ponían en predicamento al Ejército.
Fue todo un éxito en taquilla
Al poner trabas sobre el proyecto, Héctor Bonilla y Jorge Fons decidieron continuar con el proyecto y poner de su tiempo, dinero y esfuerzo, así como de los actores que estaban en el film, para iniciar el rodaje fuera de los estudios ligados con el gobierno (Churubusco y América), con poco dinero, muebles prestados por los propios actores e incluso fotografías ambientadas en aquella época prestadas por los hermanos Bichir que se pueden ver en la película y una vez ajustados esos detalles, inició la aventura y responsabilidad de llevar al cine uno de los momentos históricos más dramáticos de México.
Cabe resaltar que la ambientación del departamento del edificio Chihuahua (ubicado en la actualidad en Tlatelolco) donde se lleva a cabo la película, fue magnífica y permitió al espectador sentir el miedo y la angustia sin ver más allá que cuatro paredes, además del trabajo de actuación impecable de los actores, lo que generó una cinta de las consideradas imperdibles del cine mexicano en todos los tiempos.
Pero los problemas no terminaron ahí, la falta de dinero comenzó a generar problemas en la filmación, por lo que Héctor Bonilla salió a buscar patrocinios y encontró en el actor y productor Valentín Trujillo su tabla de salvación, Trujillo no solo financió el film, consiguió que el máster de la cinta fuera revelado en completo anonimato, fue él quien cambió el título de "Bengalas en el cielo" por "Rojo amanecer" y sabedor de la censura del gobierno, tuvo el acierto de mandar una copia íntegra fuera de México a los Ángeles, California, como respaldo, debido a que el gobierno cedió a su proyección solo si se cortaban algunas escenas que ponían en riesgo la integridad del Ejército, cerca de dos minutos de los 96 que dura la película.
El estreno se llevó a cabo gracias a la presión de la prensa y del público que quería verla precisamente por el morbo generado por los rumores sobre la censura ejercida por el gobierno y el resultado fue extraordinario, la gente acudió a los cines a ver la película cortada y poco tiempo después se supo que una copia de la película integra comenzó a filtrarse en el mercado negro, se supone que por una filtración en la propia Secretaria de Gobernación que tenía una copia de las dos versiones de la película más la que Trujillo envío al extranjero.
Tras el éxito en taquilla y las reseñas de la "comentocracia" que se deshizo en halagos a sus creadores, la película recibió once nominaciones al Premio Ariel de la Academia Mexicana de Artes Cinematográficas (AMAC) convirtiéndose en una de las películas imprescindibles del cine mexicano de todos los tiempos.