Con la llegada del día de muertos en nuestro país, no podemos olvidar un clásico del cine no solo mexicano, sino mundial, y además una película que es tradicional en la mayoría de las casas que viven con orgullo la llegada de sus seres queridos durante la noche del 1 y del 2 de noviembre, una obra maestra del director Roberto Gavaldón, nos referimos a Macario.
La película es una joya del cine nacional, una adaptación de Roberto Gavaldón con guion de Emilio Carballido, gracias a la obra del escritor Bruno Traven, en la que se nos muestra la dualidad entre la vida y la muerte a partir del relato de la rutina diaria de un humilde campesino cortador de leña, quien vive en penuria junto con su familia, bajo el contexto de la Corona Española en México.
El protagonista (Macario), interpretado magistralmente por el extinto actor Ignacio López Tarso, vive en un viaje por el monte, la experiencia de confrontarse con el Diablo, Dios y la Muerte, esta última interpretada de igual manera por el actor Enrique Lucero.
El campesino humilde por más que trabajaba no podía salir de su situación de pobreza, le dolía ver a su esposa trabajar palmo a palmo sin poderla ayudar a que descansara, mientras sus hijos pedían de comer sin saber las penurias por las que estaban pasando para poder conseguir la comida necesaria.
Un día, Macario consigue como premio un guajolote enorme, un bocado difícil de rechazar, sin embargo, en su egoísmo, piensa que si va con su familia tendrá que compartirlo y al final como sucede la mayoría de las veces, se quedará con las ganas de probar siquiera un poco.
Ante esa situación, su esposa lo ve y le pide que se lo lleve y se lo coma en la soledad del monte mientras va a trabajar, la invitación es aceptada por Macario y entonces comienza el viaje hasta las profundidades del Mictlán.
¿Dónde verla a color y gratis?
Macario recibe ofertas por el guajolote, es la manera de expresar que tanto estamos dispuestos a ceder a cambio de algo que nos agrade, ya sea por ambición o por astucia.
Las ofertas vienen por parte del Diablo, Dios y la Muerte, en los primeros casos puede salir adelante, pero en el último, Macario comparte su manjar, a sabiendas de que si no lo hacía hasta ahí llegaría su existencia, la muerte comparte el guajolote y el agua que Macario lleva en su poder y como señal de gratitud, le ofrece darle una cura milagrosa con agua mágica.
Macario acepta y la Muerte desaparece no sin antes advertirle que cuando aparezca en el lecho de muerte de lado de la cabecera del moribundo, no podrá hacer nada, sin importar que le ofrezca, aunque sea unas gotas del agua milagrosa, contra eso no podrá hacer nada.
Esos detalles le juegan a favor y en contra de Macario, por un lado, se hace famoso por ser un curandero muy eficiente gracias a sus poderes curativos, y por el otro se gana las sospechas de la Santa Inquisición, quienes no ven con buenos ojos sus poderes y lo señalan como brujo.
El final es sublime, saber que por más que los humanos hagamos, no podremos evitar la muerte y terminaremos siendo testigos de la extinción de nuestra flama en el Inframundo, le da a esta película un lugar estelar en la cinematografía mexicana, y sobre todo, te dan ganas de verla una y otra vez en Día de Muertos.
En el año 2020 y en plena pandemia, el canal de YouTube @woldeverythingincolor1104 sacó a la luz una versión totalmente a color de la película de Gavaldón y sin fines de lucro la compartió a través del canal, por lo que desde septiembre del 2020 se encuentra totalmente disponible para todo el público y de forma gratuita.