Estamos a unos días de entrar al último mes del año, lleno de fiestas, celebraciones y reuniones con amigos y familiares, pero también es época de reflexión, son días en los que hacemos un balance de lo que hicimos a lo largo del año y de dar gracias a quienes nos han apoyado y desde luego es tiempo de dar gracias a la Virgen de Guadalupe con un gran festejo con mañanitas y fuegos pirotécnicos incluidos.
La celebración a la Virgen de Guadalupe ocurre cada 12 de diciembre y es una tradición desde que el indígena Juan Diego demostró la aparición de la morenita del Tepeyac, ante los obispos y sacerdotes que nunca creyeron en él a pesar de que en varias ocasiones les dijo lo que había visto, hasta que les mostró una prueba que hasta el día de hoy permanece en el santuario de la Villa de Guadalupe en la Ciudad de México.
La historia de la Virgen de Guadalupe se remonta a la época en la que los españoles llegaron a América en lo que en aquella etapa era el Gran Imperio Azteca en Tenochtitlan (1521), la historia nos dice que las fuerzas españolas derrotaron a los pueblos indígenas y uno de los legados de los invasores europeos fue la evangelización de los pueblos indígenas a través de la religión católica.
10 años después, entre el 9 y el 12 de diciembre de 1531, se llevaron a cabo las apariciones de la Virgen a Juan Diego, todas ellas ocurridas en las faldas del cerro del Tepeyac, ubicado en lo que anteriormente era la comunidad de Tepeaca y dónde se menciona que se veneraba a la diosa Tonantzin, una diosa mexica reconocida como "la madre" de todos aquellos quienes formaban parte de las creencias indígenas en aquellos años.
Juan Diego fue el personaje escogido por la Virgen del Tepeyac, para mostrarse en todo su esplendor, sus peticiones para los sacerdotes y la Iglesia Católica, eran simples, hacerles saber que la madre de Dios estaba entre nosotros, que estaba aquí para proteger y arropar a sus hijos y su petición esencial, era contar con un templo a los pies del cerro del Tepeyac, en los que ahora se conoce como la Basílica de Guadalupe.
La petición fue rechazada por los sacerdotes y obispos al considerar que el indio Juan Diego estaba mintiendo, por lo que le hicieron una petición, que les llevara una prueba de la aparición de la Virgen para llevar a cabo sus deseos, pero si no era cierto, sería castigado a través de la Santa Inquisición.
El mensaje de los sacerdotes fue inmediatamente llevado por parte de Juan Diego a la Virgen, quien se le apareció de nueva cuenta en el Tepeyac, al saber las dudas y el rechazo de los padres, le pidió a Juan Diego que desatara el ayate con el que iba vestido y le pidió que recogiera del cerro varias rosas para llevarles la prueba que requerían a los sacerdotes.
El milagro del Tepeyac
Juan Diego se sorprendió porque en ese lugar (hasta nuestros días) no crecen rosas, sin embargo, en un auténtico milagro, de una parte del cerro árido y sin hierba, comenzaron a brotar decenas de rosas, mismas que Juan Diego recogió en su ayate para llevarla a la iglesia por orden de la Virgen de Guadalupe.
Al llegar a la iglesia, Juan Diego pidió hablar con los obispos y estos cansados de las mentiras del indio le pidieron que les mostrará la prueba que tanto habían pedido, acto seguido, Juan Diego dejo caer su ayate y la sorpresa de quienes lo vieron los hizo hincarse de inmediato ante lo que estaban viendo, en el ayate estaba plasmada la imagen de la Virgen junto con las rosas que cortó el indígena en el cerro.
Con esa prueba, los obispos y sacerdotes hicieron lo que les pidió la virgen y edificaron el Templo del Tepeyac en honor a la Virgen, mismo que año con año es visitado en la noche del 11 y madrugada del 12 de diciembre por millones de personas de todo el mundo para agradecer y festejar el milagro del Tepeyac.
La imagen de la Virgen de Guadalupe que todos conocemos, se conserva hasta hoy en la basílica construida en honor a la Virgen en el lugar donde apareció; cabe resaltar que el templo original se mantiene ahí, pero en el año 1974, cedió su lugar para la construcción de la Nueva Basílica de Guadalupe, la cual se apropió del enorme espacio con su majestuosidad y es ahí donde los peregrinos le cantan las mañanitas a la Virgen en los primeros minutos del 12 de diciembre.