Héctor Alejandro Cabrera Fuentes, un científico oaxaqueño con una carrera prometedora que apuntaba al premio Nobel, terminó convertido en un espía ruso y sentenciado por el gobierno de los Estados Unidos. Esta es la asombrosa historia del único mexicano declarado culpable por este delito.
En junio del 2022, un juez federal en Miami, Florida, sentenció a cuatro años de prisión al científico mexicano, sin embargo, tres de estos años los pasaría en arresto domiciliario. Sin embargo, a menos de un año de que lo declararon culpable será liberado y deportado a México el próximo 16 de julio, según reportó Milenio.
“Él espera salir de prisión lo antes posible para tener la oportunidad de contribuir a la sociedad brindando apoyo emocional y financiero a su familia y continuando con su trabajo caritativo y científico”, se puede leer en un documento difundido por su abogada Amber Donner.
Ahora se espera que regrese a su natal El Espinal, Oaxaca, donde algunos piensan que podría seguir su vida incursionado en la política y volverse el presidente municipal ya que durante el juicio que enfrentó, los habitantes de ese municipio mostraron su apoyo y realizaron colectas para ayudar a pagar los gastos legales.
La historia del científico mexicano vuelto espía ruso
El 16 de febrero del 2020, una noticia sorprendía a la comunidad científica mexicana y todo el país, un joven ingeniero oaxaqueño, conocido por su trabajo en tratamientos cardíacos y que buscaba producir una pomada que ayudara a sanar las heridas de los diabéticos, había sido acusado de ser espía de Rusia.
La doble vida de Héctor Cabrera comenzó cuando abandonó a su esposa y dos hijos para casarse con una mujer rusa e irse a vivir con ella a Alemania. Luego fue a trabajar a Singapur en donde funcionarios rusos no les permitieron volver a Europa y los presionaron para trabajar como espía.
La misión del mexicano era tomar fotos al auto de un agente del gobierno de Estados Unidos, sin embargo, Héctor no fue discreto y término siendo descubierto por el agente y detenido por las autoridades cuando intentaba tomar un vuelo de regreso a la Ciudad de México.
El Departamento de Justicia señaló al bioquímico de trabajar para los rusos en un esquema de espionaje en Florida. Finalmente se declaró culpable en junio pasado luego de dos años de juicio. Durante su tiempo en la prisión federal de Miami se dedicó a limpiar, pintar y mantener el orden en su unidad.
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