En la historia de México han existido 65 presidentes desde el primero que fue Guadalupe Victoria hasta el más reciente que es Andrés Manuel López Obrador. Sin embargo, durante épocas convulsas no todos pudieron terminar con sus mandatos, sabes ¿quién fue el último presidente de México que no terminó su sexenio? Te contamos.
Desde hace varios sexenios en el país se goza de estabilidad política que ha permitido a los mandatarios terminar con su periodo constitucional de seis años como titulares del Poder Ejecutivo, pero esto no siempre ha sido así. Durante mucho tiempo ocupar la “silla grande” era riesgoso ya que los intereses ocultos hacían que el presidente fuera blanco de atentados e incluso golpes de estado
¿Quién fue el último presidente de México que no terminó su sexenio?
El último presidente de México que no concluyó su sexenio es también el último presidente en haber renunciado al cargo. Nos referimos a Pascual Ortiz Rubio, quien fue electo como presidente el 5 de febrero de 1930, pero renunció el 2 de septiembre de 1932, solo estando dos años al frente del país.
Para entender la salida de Pascual Ortíz Rubio hay que tener en cuenta que era el México post revolución en donde se vivía una paz frágil y que Pascual había sido el siguiente presidente electo tras el asesinato de Álvaro Obregón, quien iba a empezar su segundo mandato. Tras el crimen el presidente interino fue Emilio Portes Gil, quien estuvo dos años en el cargo hasta que se realizaron las elecciones extraordinarias de 1929 donde ganó Rubio.
Esta época es conocida como “El Maximato”, que abarca de 1928 a 1934, debido a que el expresidente Plutarco Elías Calles (1924-1928) apodado el “jefe Máximo de la Revolución” era quien ejercía gran influencia en la vida política del país y los presidentes que estuvieron en ese periodo era considerados como “marionetas” ya que las decisiones las tomaba Calles.
El sexenio de Pascual Ortíz Rubio comenzó de manera atropellada ya que solo unas horas después de asumir como presidente fue atacado a balazos dejándolo heridas en la cara. En sus dos años de gobierno la influencia que Calles ejercía sobre él hizo que la gente lo apodara “El Nopalito” por “baboso”.
Fue así que, en 1932, presentó su renuncia asegurando que había quienes no lo dejaban gobernar y dejando una frase que advertía de un posible golpe de estado.
“Salgo con las manos limpias de sangre y dinero, y prefiero irme, y no quedarme aquí sostenido por las bayonetas del ejército mexicano”.
Tras su salida Abelardo L. Rodríguez fue electo como presidente sustituto para concluir su periodo hasta que en 1934 fue nombrado presidente Lázaro Cárdenas y desde entonces ningún mandatario de México ha dejado inconcluso su periodo ya sea por renuncia, revocación o muerte.
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