El suicidio no discrimina. Puede tocar a cualquier persona, en cualquier lugar, en cualquier momento y deja a su alrededor una huella de tristeza, desestabilización emocional y ansiedad entre quienes piensan que pudieron hacer algo para evitarlo y desde luego entre las personas cercanas de la persona que decide atentar contra su propia vida. Es por ello que este mes de septiembre, está dedicado a la prevención de este problema de salud pública que afecta a todo el mundo.
Las personas que intentan suicidarse con frecuencia están tratando de alejarse de una situación de la vida que parece imposible de manejar. Muchos de los que cometen intento de suicidio están buscando alivio a problemas como: rechazo social, pérdidas afectivas, soledad, tristeza, sentirse mal como posibles víctimas, avergonzados y a la vez sentirse como una carga para otras personas.
Los comportamientos suicidas pueden ocurrir por una situación o hecho que la persona ve como agobiante y a la que desafortunadamente no están preparadas para poder solucionar o sobrellevar como un suceso que nos puede afectar de forma irremediable, dichas situaciones pueden ser: el envejecimiento, (entre la población adulta se registra la tasa más alta de suicidio), la muerte de alguien muy querido, el consumo de drogas o alcohol, enfermedades graves o con dolor, problemas financieros o desempleo y un trauma emocional producto de factores múltiples.
Mientras que los hombres son más propensos que las mujeres a suicidarse, las mujeres son dos veces más propensas a intentar atentar contra su vida.
La mayoría de los intentos de suicidio no terminan en muerte. Muchos de estos intentos se llevan a cabo en una forma en la que el rescate sea posible. Estos intentos a menudo representan una llamada de auxilio y hay que tomarlo muy en serio.
*8 de cada 10 personas que cuentan sus intenciones de atentar contra su vida, con amigos o familiares, lo cometen.
Algunas personas intentan suicidarse de una manera que sea menos probable de ser fatal, como envenenamiento o sobredosis. Los hombres tienen mayor probabilidad de escoger métodos violentos, como dispararse. Como resultado de esto, los intentos de suicidio en los hombres tienen mayor probabilidad de terminar en muerte.
Los parientes de personas que intentan o cometen suicidio a menudo se culpan o se enojan mucho. Pueden ver el intento de suicidio como una falta de valor. Sin embargo, las personas que intentan cometer suicidio con frecuencia creen erróneamente que les están haciendo un favor a sus amigos y parientes al irse de este mundo.
Mitos y realidades
Ante este panorama, el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), nos ofrece datos muy importantes para reconocer actitudes que podrían servir para ayudar a las personas que más queremos o quienes estén en riesgo de atentar contra su vida y como forma de concientizar en el Día Mundial para la Prevención del Suicidio.
El primer paso es eliminar los mitos y prejuicios sobre el suicidio para poder ayudar a quien lo necesita.
Cuando escuchemos que una persona habla de suicidarse porque ‘solo quiere llamar la atención’, debemos tomarlo muy en serio y tratar de ayudar en la medida de lo posible.
La persona suicida tiene que sobreponerse ‘echarle ganas’ y seguir adelante. Eso es falso, el sufrimiento emocional que tiene el suicida, no es voluntario, no es suficiente tener fuerza de voluntad, requiere atención de un profesional de la salud mental.
Pensar que todos los suicidas son desequilibrados mentales. Esto desde luego es falso, algunos suicidas tienen un trastorno mental, como la depresión, pero sus capacidades mentales están intactas, por lo que su enfermedad es tratable.
Realidades
Si alguien habló de suicidarse, pero actualmente ya no lo hace. ¿Aún hay riesgo de que lo haga?
Es cierto, es muy probable que tenga la misma idea o vuelva a intentarlo. Es aconsejable que reciba atención médica psiquiátrica o psicológica.
¿Quién se suicida está dispuesto a terminar con su vida?
Falso, si alguien piensa que es su única salida, lo que realmente desea es no morir, sino dejar de sufrir.
¿Una persona que atentó contra su vida y ahora se ve muy contenta y feliz, superó su crisis?
Falso, una persona puede pensar que ya superó sus problemas, sin embargo, está en mayor riesgo de atentar contra su vida.
¿Los suicidios son imprevistos y no se puede hacer nada para prevenirlos?
Falso, un suicida da muchas señales, comienza a arreglar sus asuntos, planea su muerte, regala sus pertenencias, escribe notas. Para ayudarle a la persona, tenemos que escucharlo sin ánimos de sentirte profesional de la salud y dejar que la persona se desahogue.
Los suicidas son personas malas, pecadoras o son cobardes.
Falso, no es correcto juzgar como buena o mala persona a quien atenta contra su vida, esa persona es alguien que sufre emocionalmente más de lo que se puede tolerar, debido a una depresión profunda y requiere tratamiento, previo diagnóstico.
En general, para poder ayudar se requiere hablar sobre la situación y escuchar en silencio, no comportarnos como expertos, simplemente ser cómplices de la persona y ayudarlo a enfrentar las cosas de distinta manera.
Acudir a recibir ayuda de un profesional de la salud mental para recibir tratamiento psiquiátrico o psicológico.
Si conoces o estás en una situación de riesgo, puedes solicitar ayuda a través de La Línea de la Vida, la cual funciona las 24 horas, los 365 días del año, con personal capacitado en salud mental.
Las formas de contacto son a través del teléfono 800 611 200
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